28 de enero de 2019

La casita de Fermín

Todo comenzó un sábado por la mañana mientras pasaba la aspiradora. De pronto la vi en el rodapiés, al lado del sofá, allí donde la pared forma un recoveco en el que siempre se nos acumulan las pelusas. Primero no identifiqué bien de qué se trataba, pensaba que era un trasto que uno de los niños habría dejado por ahí, pero al acercarme, no pude sino alucinar al comprobar que se trataba de ¡¡una puerta!!