Como ésto de los cuentos me resulta muy inspirador, me he animado a hacer otro #undiydecuento para el reto planteado por las chicas de Handbox.
En este caso he dejado de lado los ratones, y me he volcado en una princesa. Una princesa tan fina y tan delicada, que no pudo dormir por culpa de un diminuto guisante.
Me ha costado hacerlo, tiene bastante trabajo, pero el resultado sin duda ha merecido la pena.
La camita está hecha con madera de contrachapado. Aquí mención especial al señor Puntadas, que coser no cose ni un botón, pero es un hacha con la segueta y siempre se presta a echarme un cable.
Los "boliches" (quienes seáis de mi generación seguro que recordáis "La Bruja Novata" y el boliche de la cama) son abalorios de cuando me dio por hacer pendientes. Todo debidamente pintado con detalle.
Tiene su almohadita y su manta, por supuesto.
¿Pero qué sería del cuento de la Princesa y el guisante sin su pila de colchones?
Los colchones me han venido genial para aprovechar retalitos, y de relleno he utilizado un cojín de silla normal que tenía ya desahuciado porque estaba muy feucho. Lo desmonté y aproveché la espuma del interior.
A los pies de la cama he puesto, como veis, una alfombrita y unas zapatillas diminutas. Éstas están hechas con fieltro, y la alfombra tejida en un telar de cartón (los flecos mejorables, lo se).
La princesa está hecha a ganchillo, salvo el vestido y la corona. He improvisado con ella sin seguir ningún patrón.
Espero que os haya gustado. A mi me ha encantado participar en este reto.
¡Hasta pronto!
Bárbara
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