En contra de lo que decía Sabina, este adiós sí maquilla un "hasta luego".
Y no es que diga hasta luego al blog, al menos no de momento, lo que hago es despedirme de la idea de montar una tiendita en condiciones. Las horas son las que son, y a mí ya no se me ocurre de qué forma estirarlas más.
Han sido increíbles estos dos años. Aún hoy recuerdo con auténtica emoción el día que me llamó Blanca de
La Retalera para ofrecerme compartir mercadillo con ella y con otras dos compañeras a las que admiro y aprecio un montón: Bego de
Begobolas y Aúrea de
Chiribámbola.
Ellas tres han sido parte fundamental de esta aventura, junto con muchas otras con quienes he compartido horas de "
ferianta": Irene de
Sra. O, Vanessa de
Los Buenos Aires de Madrid, las simpáticas hermanas de
Caperucita Feroz...
Pero si estoy agradecida a estas
compañeras de fatigas, imaginad lo que siento hacia todas las personas, muchas de las cuales estaréis leyendo ésto, que me habéis comprado una lámina, una chapa, una taza o una pegatina, o incluso una cosa de cada. O varias de cada. Gracias. De verdad. De corazón.
Ha sido muy divertido. La sensación de que alguien compre algo hecho por ti es increíble! Te da un subidón alucinante. Pero también me ha supuesto una presión enorme; Muchas horas invertidas, mucho sacrificio, mucha responsabilidad... Y no puedo mantener el nivel de calidad que quiero. Al menos no ahora mismo.
Y por eso, con pena, pero también con la ilusión de retomarlo algún día, me despido. Y lo hago con la lámina a la que más cariño tengo: mi querida Princesa del Guisante.
Hasta luego.